Francisco Reyero nos revela los años de Clint Eastwood en España

En la noche del miércoles, y bajo amenaza de tormenta, el periodista Francisco Reyero acercó a los lectores pacenses la figura del actor y cineasta Clint Eastwood, centrando su intervención en los años en los que sus tres películas rodadas en España supusieron un punto de inflexión en su carrera.

‘Desde que mi nombre me defiende’ es el nombre de la obra que el autor ha presentado en Badajoz y cuyo título está tomado de una frase del propio Eastwood, que asegura que desde sus años en España adquirió un nombre propio en el panorama cinematográfico que solo con pronunciarlo le habría cualquier puerta.

La historia y la leyenda de Clind Eastwood en estos años queda recogida por Reyero en su obra. Nos situamos en 1964 cuando el actor acepta la propuesta de Sergio Leone para rodar una película que creó escuela: Por un puñado de dólares y que tuvo a España como centro de un rodaje, que a la postre se convirtió en una empresa ‘caótica’.

En este libro se recogen a modo de repaso el trasfondo de los tres spaghetti western que convirtieron en una estrella al actor: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966). Reyero consigue narrar esta historia gracias a los periódicos y revistas de la época, junto a los testimonios de aquellos trabajadores españoles que ayudaron a sacar estos rodajes adelante.

Eastwood rodó estas películas en los poblados que recreaban los desiertos construídos para la ocasión en Madrid, sin más referencia que las películas de John Ford, en las que el equipo artístico de las películas tuvo que inspirarse para traer el viejo oeste americano a España.

Por un puñado de dólares sirvió para dar una segunda vida al género western, cuando decían que este estaba muerto. La película fue un éxito del que Eastwood se enteró a través de los periódicos, pues el equipo de producción no había contactado nunca con el actor para comunicarle el éxito que estaba logrando la película en países como Italia. Solo tras conocer la repercusión de este trabajo, Eastwood decidió volver a España y así grabar las dos siguientes películas.